Autor: Victor Hugo
Te
deseo primero que ames, y que amando, también seas amada. Y que,
de no ser así, seas breve en olvidar y que después de
olvidar, no guardes rencores.
Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar. Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado segura.
Te
deseo, además, que seas útil, pero, no insustituible. Y que
en los momentos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para
mantenerte en pie.
Igualmente,
te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco, porque eso es
fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo
buen uso de esa, sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que, siendo joven, no madures demasiado deprisa y que, ya madura, no insistas en rejuvenecer, que siendo vieja no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.
Te
deseo de paso que seas triste. No
todo el año, sino apenas un día, pero que en ese día descubras que la risa
diaria es buena, que la risa habitual es
sosa y la risa constante es malsana.
Te
deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que
existen, y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.
Te
deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y lo oigas erguir triunfante
su canto matinal, porque de esta manera, te sentirás bien por nada.
Deseo
también que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes
en su crecimiento, para que descubras de cuántas vidas está echo un
árbol.
Te deseo, además, que tengas dinero, porque es
necesario ser práctico.
Y que por lo menos una vez por año pongas algo
de ese dinero frente a ti y digas: "Esto es mío", sólo para que quede claro quien es dueño de quien.
Si
todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte.
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